
Se trata de una zona poco conocida, situada a la derecha de la calle Real, entre la última tienda de souvenirs y la Torre del Agua, atravesando el torno de acceso al camino del Generalife.
Lo identificaréis perfectamente porque lo único que vais a ver es una larguísima tapia encalada.
Así, sin más. Hacia el final de ésta una pequeña cancela que deja ver bien poco. Y, tras ella, una parte muy importante de la Alhambra: su zona industrial.
Esta zona, junto con las viviendas de sus pobladores, es lo que le da a la Alhambra carácter de asentamiento. Lo que marca la diferencia entre una Alcazaba, con unos palacios anejos, y una ciudad palatina. Es lo que la hace única.
La Alhambra fue una ciudad en miniatura, con su zona palaciega, militar, viviendas para los ciudadanos, mezquita, baños e industrias. Siendo, hoy por hoy, la única ciudadela medieval que queda en pie. Es una pequeña ciudad, dentro de otra ciudad: Granada.
Entre esos restos arqueológicos, reedificados a media altura, podemos encontrar, por ejemplo, la estructura de una tenería: una edificación dedicada al curtido de pieles. Con un patio, a cielo abierto, alrededor del cual se sitúan varias habitaciones, albercas, de diferente tamaño y profundidad, y dos tinajas para sumergir y trabajar el cuero.

Además, es posible identificar varias industrias alfareras, por los restos de muflas (recipientes o estuches que durante la cocción protegen determinadas piezas de la llama directa y gases de combustión del horno) y de hornos.
Y restos de otros edificios, como almacenes o talleres. Muy probablemente uno de ellos dedicado a la manufactura de seda para la Corte. No olvidemos la importancia que tuvo la seda en la Granada nazarí.
Existen, además, los restos de 2 casas situadas frente a la Torre del Capitán, dibujadas por Torres Balbás durante su etapa al frente de la Alhambra.

Así como restos de un edificio que, por su amplitud, ha sido considerado un palacio. Con patio alargado, en cuyo centro se sitúa una gran alberca, y habitaciones en torno a este. Una pérgola elevada sobre el muro, marca donde estaría su acceso y ante ella la base para un pórtico sobre el patio.
Al otro extremo de la alberca distintos restos murarios señalan la presencia de un hammam o baño.
Y aunque no se han encontrado restos físicos, es probable que la ceca también se ubicara en este sector. De su existencia solo tenemos el testimonio de una moneda de oro, de baja ley, acuñada en tiempos de Muhammad XIII (El Zagal), en cuya orla se lee <<bi-hamrá’ Garnata>>, es decir, acuñada “en la Alhambra de Granada” (se encuentra en el Museo de la Alhambra).
Tras esa tapia de fusilamiento del pasado de nuestro monumento se encuentra la zona industrial de la Alhambra, volada por el ejército napoleónico al abandonar la ciudad en 1812.

Dedicada a Manuel de Falla, con una preciosa frase de Juan Ramón Jiménez.
Captura del Google Maps, marcado en rojo la zona de El Secano. Esta se extiende desde poco antes del Parador de San Francisco hasta la Torre del Agua.
Marcado el Parador en amarillo e identificado la Torre del Capitán, que es donde se encuentran las 2 casitas que se muestran en el plano.
Por “Carmen Pérez”
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