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El tajo de San Pedro

El Tajo de San Pedro bajo la Alhambra

El Tajo de San Pedro conforma una parte inherente a la postal clásica de la Alhambra, y es que este talud natural es el que corta la colina de la Sabika donde se erige la fortaleza medieval en su ladera norte.

Además, por encima de este despeñadero podemos observar los árboles del Bosque de San Pedro, tras los cuales asoman las torres del Palacio Rojo.

El fenómeno geológico tuvo su origen alrededor del siglo XV, enmarcándose en la época entre el Plioceno y el Pleistoceno, en base a lo que se conoce de manera técnica como abanico aluvial o cono de deyección.
Las erosiones fueron provocadas por el río Darro, el hielo y deshielo de las montañas de Sierra Nevada.

El río bajo la colina de Sabika, sobre la que se edifican las murallas de la Alhambra, está bajo el manto de la Parroquia de San Pedro, que le da su nombre al Tajo.

Esta parroquia, de San Pedro y San Pablo, está situada a mano derecha más o menos en la mitad del camino hacia el Paseo de los Tristes desde Plaza Nueva, en la famosa y visitada Carrera del Darro. Tiene como recibidor una placeta cercada por una reja donde hay un balcón de piedra desde el que ver con más detenimiento el caudal del río, el Tajo y la vegetación que le rodea, emplazamiento asiduo también de familias de anátidas y otros patos que hacen la vista mucho más entrañable.

El Tajo de San Pedro se ha ido deteriorando en el tiempo, haciendo que mengüe su altura; de sus 65 metros iniciales hasta sus 23 actuales con respecto a las murallas de la Alhambra.

Caracteristicas del tajo de San Pedro a los pies de la Alhambra. @IDEAL
Caracteristicas del tajo de San Pedro a los pies de la Alhambra. @IDEAL

Los diversos factores geográficos y meteorológicos que provocaron su formación han provocado también cierta preocupación, ya que los movimientos tectónicos podrían afectar a algunas torres de la Alhambra, aunque se ha demostrado que solo un terremoto de gran magnitud podría provocar un cambio abrupto en su estructura.

Su particular localización tiene en el interior del terreno rocas de tipo laja, más lisas y resbaladizas que las rocas tradicionales, por lo que se mueven con más facilidad. Las lajas también se ven afectadas por los cambios de temperatura, algo que ocurre con mucha frecuencia en Granada durante el cambio de estación.

Aunque los desprendimientos que han quedado registrados ocurren tan solo 29 veces en los últimos 500 años, los enjambres sísmicos que cíclicamente asolan la ciudad de Granada hacen que el Tajo de San Pedro esté en el punto de mira de vez en cuando.

Lo que se conoce como ‘’Ciudades colgadas’’, es decir, construidas en el borde de un acantilado y sometidas a deslizamientos, tienen un lugar importante en los temas planteados sobre la preservación de sitios históricos, como ocurriría con esta parte de la ciudad nazarí.

Es por esto por lo que las medidas de conservación del patrimonio que conforma todo el complejo de la Alhambra ya contemplan soluciones previas para reforzar el Tajo sin que el entorno se vea dañado, sin que el impacto visual sea grave y sin que sea una amenaza para el medio ambiente.

En 1564 se produce, que se tenga constancia, la primera reproducción artística del Tajo de San Pedro.

Ocurre en un grabado de Joris Hoefnagel que incluye en su representación de la Alhambra una perspectiva desde el Tajo. Tan solo unos años antes, en 1524, se producen los primeros desprendimientos, también empeorados por un incendio que acabaría con gran parte de la vegetación de la colina, erradicando la sujeción natural que le aportaban sus raíces.

Grabado de Joris Hoefnagel, realizado en Granada en 1564
Grabado de Joris Hoefnagel, realizado en Granada en 1564

Actualmente, la flora en la que se sumerge el paisaje es rica y vistosa y el proceso de retroceso del Tajo es lento; además, según los expertos puede tardar muchos años en llegar a la muralla y la historia muestra que la velocidad no es constante.

A simple vista, conforme se avanza por la Carrera del Darro y se alza la mirada hacia el Tajo de San Pedro, es la ergonomía de sus rocas y protuberancias la que llama la atención, dando la sensación de que la Alhambra realmente flota sobre un entramado rocoso muy vacilante, que contribuye al mito de su grandiosidad y fuerza.

Rocío Álvarez

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