
En la Calle Marqués de Falces se encuentra una Iglesia, con mucha historia, que pasa totalmente desapercibida.
Se trata de la Iglesia de Santiago, de estilo gótico-mudéjar, construida a principios del siglo XVI sobre el solar que ocupara la Mezquita Daxar.
Frente a esta Iglesia, en el lugar que hoy ocupa la parroquia del Corazón de Jesús, estuvo situado, desde 1559, el Tribunal de la Santa Inquisición.
Algunas festividades y autos de fe llevados a cabo por el Santo Oficio tuvieron lugar en ella.

En su origen la Iglesia de Santiago tenía unos jardines que daban a lo que ahora es la Gran Vía y una puerta lateral abierta hacia la calle de Elvira, pero el terremoto de 1884 y ampliación de Gran Vía, a finales del siglo XIX, modificaron su aspecto.
Contó, entre sus feligreses con personajes de la talla de Alonso Cano y Diego de Siloé, que fue enterrado en ella, pero sus huesos desaparecieron en la Revolución Gloriosa de 1868.
También en esta parroquia fue bautizado en 1628 el gran escultor Pedro de Mena.


SAMBENITO
Proviene de la palabra “saco bendito”, saco de tela de color crudo con una o dos aspas rojas pintadas sobre él.
Lo llevaban todos los condenados por la Inquisición como humillación pública.
Sobre las aspas se dibujaban unas llamas.
Si se pintaban hacia arriba significaba que el reo iba a ser quemado vivo; con las llamas hacia abajo que sería sometido a garrote antes de ser quemado.

A partir del siglo XVI se hizo obligatorio que todos los sambenitos se expusieran en la iglesia “ad perpetuam rei memoriam”, para que nunca se olvidase lo que había hecho aquella persona, con lo que el deshonor se extendía a su familia y generaciones venideras, así como a todo su pueblo.
En esta Iglesia, por su vecindad con el Santo Oficio, se exponían los sambenitos de los reos.
Por “Carmen Pérez”
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