Ahora que toma fuerza descubrir nuestro río, ahora que desenterrar al ilustre río Darro está de moda, os traigo una foto de 1884.
El viejo barrio de San Antón se había convertido en la meca industrial.
La Fábrica de curtido de pieles de Miguel Gixé y la de paños de Eugenio Luque, competían con la fábrica de curtidos de José Pérez en la calle Nueva (de la Virgen).
Más adelante, la de curtidos de Blas Melgarejo, en la placeta del Matadero o la de curtidos de Eugenia Bafaela Torres; todas estas necesitaban de la fábrica de tinte de Manuel Alveira, en la calle de San Isidro, que convivía con la Fábrica de curtidos de Bernardo Gómez (la que vemos en la foto y se asoma al Darro).
Puede que la única que no siguiera la vieja tradición de la piel, del tinte y de la seda, fuese la fundición de Isidro Boixader, en la misma calle de San Isidro.
Pues este es el escenario, hace 135 años.
La foto la toma Ayola, estamos en uno de los puntos que registran menos altitud de la ciudad (660 metros) y el Puente de la Virgen (el último en llegar y el último en irse, 1690-1938) cobra protagonismo.
Ese año comenzó a desmontarse el Arco de las Orejas, nació Mariano Bertuchi, se hicieron pruebas de iluminación pública en la plaza de “Birrambla” y a finales de año, el gran terremoto del 25 de diciembre conmocionaría todo el sureste español.
Al fondo, la Magdalena. Arquitectura de “secaderos”, de galerías abiertas para controlar la Acequia Gorda, palomares bajo el sol que calienta las cabras que pululan por el dócil Darro, el mismo, que sobresaltó mil veces a los granadinos.
Por “David Rodríguez Jiménez-Muriel”
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